
En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) ya genera textos, resuelve ecuaciones y personaliza experiencias, ¿estamos listos para que transforme la educación de nuestros niños?
En México, donde 16.1 millones de niñas, niños y jóvenes carecen de conocimientos básicos en lectoescritura y matemáticas (según el Censo Poblacional INEGI y la Evaluación Nuevo León Aprende), la IA emerge como una herramienta poderosa. En CREmx, creemos que la IA debe ser una aliada, no una cadena. Exploramos los desafíos actuales y cómo nuestros programas integran esta tecnología para impulsar un futuro equitativo.
Los desafíos actuales: una crisis educativa global y local.
A nivel mundial, la UNESCO estima que 250 millones de niños en edad escolar no dominan habilidades básicas de lectura y escritura, exacerbado por la pandemia de COVID-19, que dejó a 1.6 mil millones de estudiantes sin clases presenciales. En México, el panorama es alarmante: el 70% de los niños de primaria no consolidan aprendizajes imprescindibles (Nuevo León Aprende 2023), y la población lectora ha disminuido un 15% en los últimos nueve años (INEGI). Factores como el uso excesivo de pantallas —que afecta al 15% de los niños con problemas de lenguaje y coordinación motriz— y cambios familiares, como hogares más pequeños y menos tiempo para el aprendizaje, agravan el problema.
La IA introduce nuevos retos: desigualdad digital, donde solo el 76% de los hogares mexicanos tienen internet (INEGI 2023), riesgo de dependencia tecnológica que limita el pensamiento crítico, y preocupaciones éticas como sesgos en algoritmos que podrían perpetuar desigualdades.
La IA como impulsor.
Sin embargo, la IA ofrece un potencial transformador. Según un informe de McKinsey, podría aumentar la productividad educativa en un 40% mediante herramientas como chatbots para tutorías personalizadas o plataformas que adaptan lecciones a ritmos individuales.
Para niños, niñas y adolescentes mexicanos, la IA puede democratizar el aprendizaje: apps que detectan rezagos en lectoescritura y ofrecen ejercicios adaptados, o realidad virtual para explorar historia sin salir del aula. Imagina a un niño en una zona rural de Chiapas usando IA para practicar matemáticas con retroalimentación inmediata, cerrando la brecha con sus pares urbanos. Pero el secreto está en el equilibrio: no esclavizarnos a la tecnología, sino usarla como “suma” a enfoques humanísticos.
La importancia del aprendizaje físico en la era digital
Diversos estudios en neurociencia confirman que la escritura a mano y el aprendizaje en papel estimulan áreas cerebrales vinculadas con la memoria, la motricidad fina y la comprensión profunda. Cuando los niños escriben, dibujan o resuelven problemas en cuadernos, se activan procesos cognitivos que la escritura digital no reproduce de la misma manera, fortaleciendo conexiones neuronales esenciales para el pensamiento crítico y la creatividad.
Además, el contacto físico con los materiales —como libros, cuadernos y juegos de mesa— fomenta la atención sostenida y reduce la dispersión mental causada por la sobreexposición a pantallas. Por ello, la educación digital debe complementarse con experiencias tangibles que permitan al cerebro integrar mejor la información y desarrollar habilidades socioemocionales como la perseverancia y la autorregulación.
CREmx: Integrando IA con enfoques lúdicos y socioemocionales
En CREmx, con 14 años de trayectoria, hemos impactado a más de 12,000 niños en 34 escuelas públicas, elevando calificaciones en un 40% en promedio. Nuestros programas —como LudoCREa (juegos de mesa para neurodesarrollo), CREabc (lectoescritura fonético-silábica) y educación financiera— combinan lo tradicional con lo innovador, asegurando que la IA sea un complemento, no un sustituto.
Nuestro modelo integra siete enfoques educativos (Montessori-Waldorf, STEAM, neuropsicológico, entre otros), alineados con la sostenibilidad ESG. En 2024, inauguramos 19 ludotecas y expandimos a 12 Bibliocibers en San Pedro, donde la IA optimiza recursos, pero el juego físico promueve empatía y perseverancia —habilidades que la IA no puede replicar. Así, ayudamos a contrarrestar el “Efecto Flynn Negativo” (disminución del CI poblacional), fomentando pensamiento crítico en un 25% más que enfoques puramente digitales.
Hacia un futuro equilibrado: IA como aliada.
La IA no es el fin de la educación tradicional; es su evolución. En México, donde el 24.5% de alumnos de primaria presentan rezago que lleva al abandono escolar, programas como los de CREmx demuestran que integrar IA con enfoques humanísticos genera resultados: escuelas atendidas superan indicadores de colegios privados en lectoescritura. No nos esclavicemos: veamos la IA como suma a lo lúdico, socioemocional y sostenible.
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Juntos, construimos un México donde la tecnología eleva, no reemplaza, el potencial humano.